martes, 7 de diciembre de 2010

El campo a la ciudad y la ciudad al bosque.

Cómo los dientes lactantes que despide
Un niño oso panda
Blanquecinos e inexpertos
Cuerpos restos deshabitados.
Lo que fue belleza se dispone
A flotar río abajo, silenciador.
La fábrica de maniquíes ha
Sido de madrugada incinerada.
Dónde irán a jugar las modelos
No existe dilema en ellas
Padres que lloran y auspician
Emotivos funerales rosados
Cuándo los novios jóvenes vistos
Lustrosos ruidosos
Terminan por masacrarlas.
Te das de lado la cabeza al
Salir de su deportivo.
Él se burlaba pero su Cupido
Rebozaba la espuma extraída
De tres lobeznos.
La mecedora llora a su anciana
Ya nunca el mijo para el canario
Mientras que Dios surfea olas
De cocaína con el miembro
Silbando el aire.
Caminamos por la acera de
Enfrente.
Nunca me presentaste a tu
Familia.
Tus rodillas son las mas bellas.
Baja la marea y las sombras
Arrejuntan caracolas.
Las notas mal escritas siempre van
Imantadas a la nevera.
El sueño mas pesado para
Cualquier noche en verano.
Aburridos absolutamente de todo nos
Tiramos sobre las espaldas de los
Que ayer han titubeado.
Leeré el futuro en la palma
De tu himen.
Aun huele a quemado, el cactus
Le teme a la luna.
Gatos persas sobre una silla de ruedas
Esperando a un metro sobre el suelo
La reconciliación de los días.
Perfumados cómo cerdos roban
Sus propias credenciales
Brindan con arena y llevan tu
Nombre un poco lejos del tiempo.
Tan minúscula la suerte de saber nacer
Con cuatro pares de ojeras,
El padre se ha quedado dormido
Con el mando de la televisión sobre
La barriga.
El alma se aloja en las salas de operaciones
Con romances de la vida en los circos
Brindaremos regalos y copas que
Al despertar en tu nicho de espera
Susurrarán bajo la almohada.
Se le perdió la salud justo
Al doblar la esquina.
Las fiestas religiosas de los pueblos
Y bajo arena se esconde la huella en
Enfado del novillo tuerto.
Banderines con colores,
Una estaca con curvas desollando
Mi corazón de nueve años de edad.
Lágrimas cómo pequeñas sogas
De las que se ahorcan tus
Tiernas pecas.
Clorofila, ensalada de frutos
Secos con clorofila.
Aquella, si, aquella nube posee
Forma de melodías.
La emisor a de radio con la
Que solíamos despertarnos.
Frío en el hocico de todos
Los cachorros lactantes.
Una risa anciana jamás
Podrá ser llamada tierna.
Y asi averiguamos a quien le
Queda bien construir espejos
Mientras los pescados son
Limpiados sobre el pasto
Logrando una lluvia de escamas
Encandilantes.
Otra siesta obligada en la cueriza
Trasera de las butacas del último
Descapotable construido para Cuba.
Escribió con aerosol el nombre
De su vecina y el tutor le cortó
La cara con una chapa oxidada.
Ronroneo simple directo.
El último cigarrillo que precede
Al último cigarrillo que continúa el
Infinito rito antes de amoldarnos
En la litera que siempre calma.
Cómo arboles que florecen
Únicamente cada cuarenta años
E irreparablemente de noche.
En casi dos meses convividos
Bailamos en el comedor tu
Colección de vinilos y
Luego nunca nos volvimos a
Llamar; siquiera el día
De nuestro santo.
Frágil ecosistema que reina
Bajo mi cama.
El incidente aun durmiendo
En los nudillos de un púgil.
Terminas por darle un abrazo
Pero ella querría un poco
Sobre su cama.
Comisarias rejas para fuera
Fuego interino.
Una cigarra encerrada en su
Pequeña jaula de coral rojo.
Llevo un dolor en el pecho
Desde mas bien temprana
Edad de oro en cines de barrio.
Las campanas de la catedral congeladas
Heladas hasta bien entrada la primavera
Para atestiguar el primer beso de tus padres.
Él solo llevaba queso rayado en su bolsillo
Ahora péndula en la horca.
Regresamos cuando ya el día pisaba
Los charcos escarchados.
No seremos mas compatibles aun
Si el tenedor chirria en la porcelana.
Arrojó su ojo de vidrio
De espalda a la fontana.
Tu padre otra vez despierto
Bebe a oscuras.
Ahí va otra vez tu vestido
Negándose a no levantarse.
Con más corazones que un pulpo
Jugábamos con espejos sobre
Las ramas menos elevadas.
Existen luces mas allá del firmamento
Mientras que empujamos
El bosque a la ciudad y
La ciudad al bosque.
Tantos pechos como los tuyos
Pero los tuyos me gustan más.
Si escribiésemos nuestros nombres
En la cueva de un cangrejo
El tiempo ya no pasará hacia delante.
Cigarrillos pincelando el aire
Con cierto ímpetu divino.
Con los huesos del pollo que cenamos
Construí un collar que reías.
Las canciones mas románticas
Han sido escrita por gente mala o fea.
Ahí otro canguro de cristal
Saltando detrás del sol.
Oda, bella oda a los boxeadores
Carne, carne de mis insuficiencias
Tienes cosquillas en el aura.
Llega el bus en mi noche de relojes
Apoyando el oído en la tierra logramos
Oir un eclipse de verano.
Nadie puede saber si uno habla solo.
Aromas en dirección correcta los nuestros…
En los velatorios nunca se habla del mar.