martes, 9 de agosto de 2011

Claro que sí


Delicado mi cuerpo en la hierva
mientras crece el pasto.
Nos permitieron esta muestra
equilibrada de crueldad,
la misma distancia entre los dos.
Nos separa equitativa la noche
que se ve espantada de aves que
emigran con silencio en sus pliegues
sus alas plateadas.
Nos rompieron el tabique del corazón.
Pellizco mis manos en los bolsillos.
Todas las chicas bonitas que me
gustaron ahora están viejas,
me gusta besarte en los ojos
porque cuando estás conmigo
no siento ganas de suicidarme.

Vecina que roba Wiffi


Le creció un peine por pelo.
No era el mismo susurraban
en el hospital.
La mesita de luz nunca fue tomada
en verdadera cuenta.
El jilguero cerró la puerta.
desde el baño en el segundo
cuarto de baño su tostadora
hablaba a los gritos a sus
amigas a través del teléfono.
Insectos inventados bajo el cuero
causando a su vez el tenso y cimarrón
humo de un anciano que mira triste
bajo los abetos en verde y blanco…
El remanzo del rio moja a la tarde
en su cause arremangado.

El lunar preferido


Hermosos pechos he de decirte
que para qué tanta dolencia?
Asesinabas para no sentirte sola
a todos los gatos de la calle
mientras mascabas tabaco.
Mordías las maderas del columpio
y transitabas en circulo mientras
urgabas entre mis pelos que asentían
como si de ello naciera un nido
o quizás un campo de recuerdos
en las voces
A los transeúntes
A los olvidados.

Derramante


Como cuando un tallo
enflorado matinalmente
en el rocío de quien nunca
supo estar presente,
mis miembros se parten
uno a dos lentamente
desaparecen de su ubicación
anhelada.
sonreír en un beso hacia donde
aun no se alzan las ciudades que
no se han construido desde el ayer.
El pavimento vomita pétalos
deformados en personas y
aun no logrando encontrar
el duelo silvestre de tus pies
sobre húmedas rocas.

Regalo


Tu voz pide clemencia
cachorro del olvido
pajarillo que nunca conoció
su jaula de cielo.
Te haces al silencio como
lo logra la guillotina al cerrar
modesto clico.
No pido menos que un trozo
de tu voz ahora que surque
el bosque y los pantanos
que llegue en un hilo de luz
y mantenga a las ardillas
distantes… solo un hilo
Cariño.

Plegable


La marea baja escondía un
cementerio entre las algas
ojos almendrados que
rigurosamente acarician a quien
miran.
Yo los quiero, les beso.
Me dicen que cuando nacieron
las calles burbujeaban tanques.
Tanques con soldados modelos.
Tuvo que quebrarse todo un imperio
para dar constancia a tan bello natalicio.
Acarician a quien miran
y  yo que por esos tiempos comenzaba
a perder el sentido de las cosas
imaginarias, amigos en vida llenando
vasos de cristal pendiente.

TV BlueSky 29 pulgadas


Villancicos radiantes en mi velorio
Flores, flores de suave carácter
rozándome el rostro tieso
prominentemente  maquillado.
Balas nunca utilizadas rezan y
relojes que se dictan la hora precisa.
Ruido de monedas con llantos apagados.
Mi madre canta con los ojos cerrados
Brindemos por mi, el querido y su amor,
brindemos a la desgracia o a los grifos
que luego gotearán en silencio.

Nevera Confortec

En ningún tiempo he conocido
 sobre el mar
Ni el salino saber del placer
en mi olvidos de los olvidos sobre
cosechas pulcras que sentencian
en el silencio apisonado
 como una plegaria angelical al
chocar contra la extratosfera.
Me vi atraído, yo que me he visto
aturdido cuantiosas veces en
imágenes ajenas
 mutiladas
bebiendo sin contra
avocaciones.
Al notar que nada lo merecía
errante en el suspiro de un
proyectil.
La esmeralda vegetal se abre
paso entre mis pozos, en mi torrente.
El mar es un espejo que se niega
a presentar quiebra.
Si no comprenden el silencio
o  las patrias del claroscuro…
¿Qué será del zorzal en descomposición
golpeando de costado la puerta de
Mi audacia lleno de mercurio?