La marea baja escondía un
cementerio entre las algas
ojos almendrados que
rigurosamente acarician a quien
miran.
Yo los quiero, les beso.
Me dicen que cuando nacieron
las calles burbujeaban tanques.
Tanques con soldados modelos.
Tuvo que quebrarse todo un imperio
para dar constancia a tan bello natalicio.
Acarician a quien miran
y yo que por esos tiempos comenzaba
a perder el sentido de las cosas
imaginarias, amigos en vida llenando
vasos de cristal pendiente.
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